Jon Valera Muñoz de Toro nos cuenta una curiosa anécdota en torno al Hospital de San Juan de Dios de Málaga durante la ocupación de las tropas de Napoleón.
Buscando otras cosas en el Archivo General del Palacio Real de Madrid, en la sección denominada -probablemente desde 1814- «gobierno intruso», me topé con un dato quizás no muy relevante, pero sí curioso. Sobre septiembre de 1810, con la ciudad en manos de las tropas napoleónicas, un vecino proponía crear una fábrica de hilados de algodón dando ocupación a 150-200 niños de las familias menos pudientes, sacándolos al mismo tiempo de merodear por las calles.
El intendente José Cervera, primer Prefecto de Málaga, intentó hacer ver al Ministro del Interior de José I, José Martínez de Hervás, Marqués de Almenara, que «un establecimiento de esta naturaleza” merecía “toda la protección del Gobierno», defendiendo que preveía en ello “un principio de Hospicio” que además ponía “los cimientos a las fabricas de algodon». Lo único que pedía el interesado era la utilización del -parece que en aquel período, sin uso- Convento y Hospital de San Juan de Dios, que se encontraba en Molina Lario.
Había un pero. El inmueble pertenecía al Hospital Civil, al que debían ofrecer una remuneración equivalente a cambio de pasar a manos del Estado. Y aunque, sin esperar noticias, Cervera se apresuró a dar la correspondiente autorización para “proposicion tan benefica”, el 17 de octubre se le comunicaba que, no “siendo posible por ahora”, propusiera “a este Ministerio otro [edificio] perteneciente a los mismos bienes nacionales”.
Y ahí quedaba todo. Imaginadme en la sala de consulta con aquellos manuscritos en la mano… con la intriga de si el proyecto llegó a materializarse y el nombre de quién solicitaba el hospital… Aunque no sabía si encontraría algo, el siguiente paso eran las Actas Capitulares del Ayuntamiento de Málaga… Y allí estaba, más o menos, el desenlace de la petición, en diciembre de 1810, pero con sorpresa…
Resulta que el hospital había sido pedido al Ayuntamiento meses atrás por Bernabé de Gálvez, que llevaba otros tantos manteniendo con sus propios medios el “Hospicio Correccional” -que no era otro que aquel creado en 1806 bajo el gobierno de Teodoro Reding para alimentar e instruir en un oficio a niños y jóvenes sin recursos-. Pues bien, parece que Gálvez, sin fondos, finalmente se ve obligado a recurrir a un amigo al que propone arrendar el hospital para seguir con esa labor; pero es este “amigo” -cuyo nombre aún desconocemos-, el que tiempo después de la petición, trata el asunto directamente con el Prefecto y adquiere el edificio -probablemente aún sin permiso del Ministerio del Interior- para montar la fábrica.
A pesar de este revés, Gálvez volvería a insistir e incluso pediría alguna ayuda para el hospicio… pero, de momento, hasta ahí podemos leer.
Sobre el propio Cervera, el médico malagueño José Mendoza dejó escrito lo siguiente: «como buen expañol afrancesado no ha tratado jamás más que de sus intereses, aún cuando el pueblo haya sido sacrificado. Su exterior y sus modales son un poco groseros y su ignorancia es grandísima. Está mal con los generales franceses, mas es porque no puede robar como ellos».
Fotografía aérea desde biplano en los Años 30, donde aún se puede ver el hospital junto a la Catedral. Historia de Málaga
Gracias por el artículo, nos ilustra un poco más sobre nuestra bendita Málaga, de la que tan ignorantes somos -yo al menos-
Me gustaría que por favor me informaran, si ello es posible, si en internet se puede encontrar el diario u obra escrita por el médico Don José Mendoza, pues creo que es de interés su lectura. Sino, díganme, por favor, como hacerme con ella.
Gracias y un cordial saludo,
Fernando de Laguno
By: Fernando de Laguno Oviedo on 1 diciembre 2013
at 9:50 pm
Gracias por su comentario, Fernando. El diario no se encuentra en Internet, y la edición de 2003 es difícil de encontrar, pero esta es la referencia: MENDOZA, J. «Historia de Málaga durante la Revolución Santa que agita a España desde Marzo de 1808», Málaga, Edición de Manuel Olmedo Checa, 2003.
By: reding on 3 diciembre 2013
at 1:35 am